60 de cada 100 usuarios que acceden a la red lo hace a través de teléfonos móviles y tabletas. Esta cifra supone que en solo tres años el uso de estos dispositivos ha aumentado exponencialmente, desde la pobre cifra de 8 de cada 100 que se barajaba entonces.
Las páginas web han tenido que adaptarse de forma precipitada a este nuevo cambio de comportamiento, aunque en esta carrera muchas se han quedado atrás. Centrarse en un único soporte es una equivocación, ya que el aumento del uso de otros dispositivos no implica que el ordenador haya dejado de utilizarse. Por ello, adaptarse a todos los tipos de soporte se ha convertido en una necesidad. El diseño web responsive, o lo que es lo mismo, adaptativo, responde a esta necesidad.
Con este diseño la web se visualiza acorde al tamaño de la pantalla que tiene el usuario, y una misma web puede verse de tres formas distintas dependiendo del dispositivo que esté usando.
Esta no es la única ventaja con la que cuenta este diseño, ya que al no ser necesario redirigir hacia otra URL, permite optimizar el sitio web, reducir el tiempo de carga y ayuda al robot de Google a indexar las páginas del sitio web.
Sin embargo, como ocurre con todas las cosas, el diseño responsive también tiene desventajas. Una de ellas es que los dispositivos antiguos no se adaptan correctamente a estos diseños. Además, impide realizar una estrategia móvil independiente y en ocasiones podemos sobrecargar la red del usuario que accede a través de este dispositivo.
Este diseño web cuenta con ventajas y desventajas. Esta en tu mano sopesarlas y decidir qué estrategia es la que mejor se adapta a tu página y a tus intereses.
